Décimo primer manifiesto: “UFA!!!! La única opción es no pensar o post festum, non mentis sanctus”

Un lugar común dice que para la solución de los problemas de Ciencias de la Salud y Servicio Social nada mejor que el tiempo.  ¿Qué significa exactamente esto?.  En realidad nadie lo tiene muy claro.  Pero los sabelotodo que tienen este modo de pensar, no suelen detenerse a reflexionar si siempre es así.  En otras palabras, el tiempo no tiene, necesariamente, que ser la solución para nuestros problemas. 

Antes de ese extraño consejo académico donde estuvieron todos menos la mitad de los consejeros que tenían que votar, y después de haber tenido durante más de un mes un decanato interino, en Ciencias de la Salud y Servicio Social no queda claro si la crisis actual está vinculada a haber tenido una decana interina o al hecho de no tenerla más.  En realidad, por lo que se escucha, al menos por los pasillos, podría afirmarse, con poco margen de error, que muchos de los miembros de nuestra comunidad nunca supo lo que era, exactamente, un decanato interino.  Pero quedémonos tranquilos porque aún no lo sabe.  Tampoco fueron, precisamente, los miembros de la lista OPCION, quienes se tomaron el trabajo de explicarlo.  Es claro, que muchos de los que hoy se comportan como opositores a la propuesta de Vientos del Sur, lo hacen como si hubieran ganado la última elección docente y, casi se podría afirmar como si hubiesen sido perseguidos políticos.

En otras palabras, no lograron organizar una propuesta que fuese interesante para los docentes; luego no lograron organizar una propuesta que fuese interesante para la mayor parte de los claustros.  Finalmente, tampoco lograron debatir los puntos que apoyan y aquellos a los que se oponen de la propuesta elaborada por Vientos del Sur.  Para rematar todo este disparate, tampoco se preocuparon por hacer que toda la comunidad de Ciencias de la Salud se siente a debatir sobre la única propuesta que existe o, al menos, que se siente a elaborar junto a ustedes una propuesta alternativa. 

Pero eso no es todo.  Se estimuló a la gente, es decir a muchos docentes, alumnos y egresados a que participen activamente en la violación del principio de autonomía; y se buscó apoyo en el Consejo Superior y en Decanos de otras facultades para que también sean una parte activa de esta violación.  Pero, debatir, lo que se dice debatir, nada.  Politizar, lo que se dice politizar la discusión sobre la Facultad que queremos, nada.  Informar y llamar a toda la comunidad a la reflexión, nada.  Organizar, pero lo que se dice organizar una alternativa, nada.

En otros manifiestos, sostuvimos que Juan Peres, puede tener una mirada crítica sobre la Gestión de Vientos del Sur.  De hecho, la tenemos.  Aquellos que se tomaron la molestia de leer nuestro primer manifiesto pudieron notarlo.  Pero también dijimos que hay muchos proyectos y políticas que nos parecen acertadas y, por ende, las apoyamos.  También dijimos que no hay nada que nos indique que Vientos del Sur frene aquellos proyectos que, sin contradecir, su propuesta de gestión, puedan incorporarse. 

Es evidente que en nuestra comunidad carecemos de códigos comunes y que muchos de nuestros problemas se reducen a simpatías o antipatías personales.  En el último mes nadie tuvo miramientos en romper las reglas mínimas del diálogo político dentro de nuestra comunidad.  Hemos indicado que Juan Peres es un bruto e ignorante pero que no se comporta como tal y no pretende hacer de nuestra comunidad un conjunto de brutos e ignorantes. 

Casualmente, ha sido la ignorancia la que permitió, hasta ahora, ‘el todo vale’.  Desde aquí, hemos intentado dilucidar si nuestro fracaso como personas nos condujo a nuestro fracaso como comunidad o si, por el contrario, cada uno de nosotros somos el resultado de una comunidad fracasada.  Pero sin duda, lo que no podemos negar es que algo nos ha pasado. 

En primer lugar, y como hemos venido insistiendo, se vuelve necesario que nos planteemos la importancia de la actividad y del interés por la política.  Luego, tendríamos que distinguir diferentes formas de practicar la actividad política.  Desde aquí, continuaremos apostando por toda práctica política que procure elevar el nivel de discusión política y no, como ha estado sucediendo en Ciencias de la Salud y Servicio Social y, en general en la Universidad Nacional de Mar del Plata, en aquellas posturas que solo intentan rebajar a la actividad política a su mínima expresión.  Para que se nos entienda, estamos cansados de los modos de hacer política que se reducen a repetir frases hechas y que es incapaz de justificar sus posturas con argumentos lógicos.  Queremos que aquellos que se presenten como aspirantes a representarnos nos exijan pensar. 

Claro es que para muchos de los que hoy nos representan su módica estructura mental los conduce a conclusiones verdaderas pero absurdas.  Es por ello que no sería extraño que lleguen a afirmar que el INMORTAL de Borges es una sutil combinación de medio litro de tinta y 400 gramos de papel y que la genialidad de Borges reside, casualmente, en haberlos combinado.

Pero las consecuencias de los modos de pensar, sobre todo de nuestros docentes, los conduce a que, con el mismo desparpajo que ayer, aseveraron una cosa hoy, con la misma cara de convicción sean capaces de sostener, exactamente lo contrario.  Y, por esto mismo, mañana serán capaces de afirmar lo opuesto…o lo mismo.  En verdad, podría decirse que tanto da una cosa o la otra; porque en realidad, por lo que se escucha, todo pareciera depender de la adopción de posturas ‘éticas’ o de cualidades místicas de las personas.

De allí que, entre la santidad de un Meschini o un Morea; entre la capacidad de gestión de un Reynoso o un Cecchi todos nuestros cráneos no pueden pasar más allá de establecer que la culpa de todo es de Tellechea.  El problema es que este modo de pensar ‘pre-mágico’ ha sido adoptado y naturalizado, al punto tal, de que hoy tenemos a un montón de personas convencidas de esto.  En otras palabras, tenemos una comunidad irreflexiva e incapaz de resolver civilizadamente y por medio del debate de ideas sus propios problemas.  Y desde esa misma incapacidad de pensar críticamente se trasmite el terror hacia toda la comunidad.  Aparecen entonces los fabricantes del miedo con frases como: Nos van a intervenir….buuu!!!!! o; muletillas al estilo de: ¡no podemos permitir esta barbaridad…..ohhhhh!!!! o, una de las más simpáticas (al estilo de mirá que si viene papá) es: si vuelve Vientos del Sur se van a vengar de todos nosotros……hay que miedo!!!!!. 

Y es que sólo en función de considerar al miedo (no se comprende racionalmente a qué, salvo a no poder vaya uno en su ignorancia a saber qué cosa) se puede entender que aceptemos sin más, que los delegados de un sindicato se arrojen el derecho se convocar a la comunidad para resolver el problema de Ciencias de la Salud y nadie, pero absolutamente nadie se detenga a pensar que, esos mismos delegados, no pueden encontrar un mínimo de respuesta a, pongamos por caso, la situación laboral (falta de concursos) ni muchos menos a la situación salarial (hacer un acuerdo de aumento pagadero en tres cuotas). 

Señores, amigos, favorecedores: el problema de nuestra comunidad es político pero, como ya lo dijimos también es cultural.  ¿En qué cabeza puede caber que un rector interino o un consejo superior que no puede encontrar una solución al problema político de nuestra universidad son las personas o instituciones más idóneas para encontrar una solución al problema político de Ciencias de la Salud y Servicio Social?. 

Nadie imaginará a estas alturas y frente a la cotidiana aparición de instituciones y personas que se suman a ayudarnos la felicidad que nos causa ser burros iletrados a nosotros, los Juan Peres.

Hasta hemos pensado en elevar una carta a la OTAN para que interceda en la resolución de nuestros problemas.  Obviamente, cuando tenemos que escuchar el nivel de análisis y reflexión de una Castellanos o de un Cecchi y cuando vemos que ese mismo nivel es el que se reproduce en una parte de los docentes y graduados nos damos cuenta que son como chicos y, por eso, solo aprendieron a acusar y culpar y a buscar a los adultos para que los apoyen.  De allí que aparezcan instituciones y personas de dudosa capacidad para resolver y analizar problemas: desde un sindicato que considera un logro 20 % de aumento de tres cuotas y que fue incapaz de prever la cuestión inflacionaria hasta un rector que ahora no tiene claro como puede acabar todo esto (pasando, ahora, hasta por un sindicato incapaz de garantizar el cumplimiento de lo que acuerda).

Pero los que formamos parte de Juan Peres somos tan brutos, tan idiotas, tan insignificantes que, en un acto de genialidad llegamos a la conclusión que el problema que desde un principio hemos planteado, no es, evidentemente, un problema.  En otras palabras aquellos que nos brindan alguna interpretación del presente de nuestra facultad o alguna previsión respecto del futuro, son ‘tan geniales’, tan preparados que, por ello no tienen ni que ponerse a pensar, aunque más no sea, que su planteo debería tener, al menos, coherencia explicativa.  

Es decir, todo se resuelve con el solo hecho de identificar ‘víctimas’ o señalar ‘victimarios’.  Cuando, hace un tiempo atrás muchos pensaron que todo se resolvería y festejaban por los pasillos.  Desde aquí afirmamos que no seria así.  Nuestra conclusión, no se apoyó en nuestra capacidad adivinatoria ni en poderes místicos.  Dimos nuestros argumentos.  Pero ya sabemos que los argumentos no importan, en la Universidad Nacional de Mar del Plata los argumentos son algo accesorio y los motivos tienen preeminencia. 

Pero también dimos nuestros motivos.  ¿A quién le importa?  ¿Acaso el sindicato de docentes es parte de nuestra comunidad?.  Nosotros pensábamos que los docentes eran parte de nuestra comunidad y que su sindicato es parte de una comunidad mayor donde tienen la imposible tarea de representar los intereses de los trabajadores de la educación.  Y decimos imposible porque evidentemente o los trabajadores de la educación tienen modestas pretensiones en su calidad de vida o es imposible organizarlos y cohesionarlos como para que luchen por mejorar esa calidad de vida.  Pero al compañero Miguel Ivorra ya le dedicaremos nuestro tiempo para comentarle como se organiza un sindicato seriamente.  Por ahora alcanza con decir que no es su función interceder ni tan siquiera acompañar como Secretario General de un sindicato un problema que no nos pertenece a los docentes como trabajadores sino a los docentes como miembros de una comunidad universitaria. 

Y para resolver los problemas de este tipo, amigo Ivorra, los docentes no se afilian a un sindicato sino que, se organizan en agrupaciones políticas y se presentan a elecciones.  

Ivorra, muy querido amigo, ¿por qué no presenta en rectorado y organiza a los docentes para que se cumpla mínimamente con lo que ustedes firmaron a principio de año?.  Es decir, se firmó el pago de un retroactivo a Abril por título de doctorado, todavía los boludos que creyeron en eso, estarán esperando.  Firmaron un aumento salarial en tres cuotas a pagar entre Marzo y Diciembre.  Compañero Ivorra, hasta los recolectores de residuos han logrado mejores incrementos salariales que los que usted consiguió.  Por favor, lo mejor que se puede hacer por Ciencias de la Salud, no creemos que sea avalar las demenciales senilidades de un grupo de docentes que en medio de la situación que vivimos se autoconvoca creyendo que son representativos. 

Estimado amigo Ivorra, como secretario general de un sindicato de trabajadores, debería usted conocer los detalles del problema que se vive en Ciencias de la Salud y no cometer las mismas torpezas de las que aún hoy se deben estar arrepintiendo los que participan del rectorado interino. 

Parece increíble pero para el nivel de análisis que se maneja en Ciencias de la Salud alcanza y sobra con afirmar que un acontecimiento va a suceder (por ejemplo que luego de designar a una decana interina todo se resolvería).  Si después eso no sucede, alcanza y sobra con decir quién tiene la culpa.  Es decir, alcanza con echarle la culpa de todo a Tellechea.  Total, ella maneja y controla como títeres a los consejeros académicos que no tienen la capacidad, tal vez, de pensar y suscribir voluntariamente a un proyecto político en el cual creen.  Entonces, la pregunta que Juan Peres se hace es la siguiente: ¿no sería importante, y hasta fundamental que nuestros docentes, instituciones y rectores interinos se planteen que en la previsión o explicación se tiene que incorporar el hecho de que tal o cual persona o agrupación se comportaría de tal forma?.

En definitiva: La realidad no depende de una persona ni de cuatro.  La incapacidad de diálogo político, el oportunismo, la falta de proyectos alternativos que discutir, el interés personal y su primado sobre el interés común hubiesen producido este presente de Ciencias de la Salud y Servicio Social más allá de quien hubiese sido decano o Consejero.  Si continúan en pie las explicaciones simplistas de siempre no pasaremos jamás a la comprensión de nada y, por ende, perderá sentido ponernos a rechazar sus resultados.

Sucede que cuanto más rudimentario es nuestro pensamiento mayores son las posibilidades que lo viejo dispone para convertir lo nuevo en una novedosa vejes.  En consecuencia, se acaban añorando las soluciones ideales, las que no existen nada más que en la mente de los que sueñan. 

Antes, algunos podían creer que se podía solucionar todo excluyendo a Vientos del Sur, se creía que todo era responsabilidad de una Agrupación y, más puntualmente de una persona.  Pero no lo fue. Y parecería que no lo fue también, por culpa de la misma agrupación Vientos del Sur que optó por no presentar a sus consejeros y por la misma Agrupación que controla a los Graduados.  Sin embargo, esa explicación – aún si fuera cierta – sólo puede ser parcialmente válida.  «Algo más» tiene que haber sucedido, aparte de lo hecho «por Vientos del Sur».  ¿A nadie se le ocurre esa posibilidad?.  Es evidente que no.  Sólo así se explica el absurdo de pretender ahora autoconvocarse en una Asamblea de docentes e intentar armar desde allí y, en medio de la situación actual, un programa político.  Igualmente, nos parece válido que los compañeros docentes nos hayan escuchado.  ¿Vieron que no era tan difícil?.  Ya se juntaron, ¿cúantos? ¿Cuarenta compañeros?.  Felicitamos este avance.  Ahora que dieron el primer paso, les decimos que tienen cuatro años por delante para pensar como seguir.  Y si en la Asamblea de autoconvocados solamente participaron 36 o 40 docentes no sólo tiene que plantearse que esto sucede por que hay baja participación o miedo a represalias sino que, también puede pasar que los docentes consideren ilegítima las pretensiones de esa Asamblea. 

De todos modos, y ante la ignorancia manifiesta de Castellanos o Mantero e incluso de nuestros delegados sindicales sobre nuestro estatuto, desde aquí humildemente, les planteamos que tendrían que ponerse a trabajar seriamente para modificarlo.  Por ahora, la única forma de resolver esto será política.  Es decir, hay que sentar a las organizaciones políticas que existen y establecer las bases mínimas de un acuerdo.  Cuarenta docentes podrán creer que es necesario que las secretarias se mantengan en sus cargos pero se tienen que poner a pensar que tal vez, dadas las reglas del juego político actual, no tienen la capacidad como para tomar esa decisión.

Luego de haber leído y participado algunos de nuestros miembros en esa Asamblea autoconvocada,  lo que más nos sorprende es la ausencia de reflexión de la propia comunidad universitaria.  Pareciera que muchos docentes creen que se pueden modificar las cosas sin tener, aunque más no sea, una explicación adecuada de por qué suceden.  Claro está que parece que existe una explicación claramente aceptada o una actitud también aceptada «frente a la realidad»: «responsabilizar a Vientos del Sur y a Tellechea y rechazar a la comunidad tal cual es».

Así, TODO continúa igualmente válido.  TODO puede suceder.  Y, por eso, aún no está claro como puede terminar.  Tampoco se entiende ni cómo ni por qué se llegó hasta aquí.  Tampoco se discute porqué la Agrupación Vientos del Sur ganó las elecciones de su claustro, ni por qué los graduados apoyan a la propuesta de Madoery, ni cómo fue que los dos Consejos Académicos anteriores también apoyasen las propuestas de Vientos del Sur.  Basta con creer que todos fuimos ‘engañados’ para conformarnos como ‘víctimas’.

De esta manera, todo transcurre como si Vientos del Sur nunca hubiese sido fuertemente aceptada por la comunidad.  Por eso, tampoco queda en claro qué se rechaza de la propuesta de Madoery, y cuáles de sus puntos no cuentan con un apoyo significativo.

Así, tampoco es evidente que el pasado tan odiado por algunos, no vuelva repetirse.  Más aún, quedan en pie los argumentos que otorgaron popularidad a la propuesta de la Agrupación Vientos del Sur.  Así, aún hoy se continúa sosteniendo que «Vientos del Sur» sigue siendo «responsable» de muchos problemas o realidades como si «Vientos del Sur» fuese un ser «con vida» propia donde Tellechea se presenta como un Dios que todo lo puede. 

Desde aquí, consideramos que se vuelve necesario un diálogo basado en la razonabilidad de las organizaciones políticas de nuestra comunidad.  En caso contrario, como miembros activos estamos dispuestos y nos asiste el legítimo derecho de presentarnos a la justicia para demandar responsabilidades a todos aquellos que sean participes necesarios de la violación de nuestro estatuto (desde Mantero hasta los que avalaron su nombramiento en el Consejo Superior y los que se autoproclamaron Secretarios).  Como miembros de esta comunidad hemos sostenido reiteradamente que si no nos gustan las reglas hay que organizarnos y cambiarlas pero también sostuvimos que no se puede modificar todo sobre la marcha.  Hoy, tenemos personas que sienten que nada tienen que perder en toda esta situación y, por eso no se plantean si son pertinentes o no las acciones que realizan.  Nos parece perfecto y hasta un síntoma de madures que se autoconvoquen y organicen, pero nos parece un síntoma de irresponsabilidad y audacia pretender que eso solo es suficiente. 

Entendemos que algunos se manejen en base a una ‘ética de la convicción’ pero consideramos que quienes aspiren a dirigir los destinos de nuestra comunidad están obligados, antes que nada a orientar sus acciones por una ‘ética de la responsabilidad’.  Ésta se basa en las normas actuales y que, nos gusten o no, son las que fijan los límites de cualquier diálogo y decisión política. 

Compañera Mantero, ¿usted acaso cree que una Meschini saldrá a apoyarla incondicionalmente si las circunstancias no fueran estás?.  ¿Alguno cree que Elsa Samperio saldrá a testificar ante un eventual juicio, a favor de los que, tal vez, ella misma apoyó?.  Todos tengan en cuenta que, cuando decimos que algunos no tienen que perder, es porque, pase lo que pase, siempre se estarán cuidando de tener que hacerse cargo. 

Durante la presente semana, nos han llegado mails que sostienen la necesidad de respetar reglas mínimas de diálogo y estamos de acuerdo con eso.  Pero también consideramos que si muchos de nuestros miembros de la comunidad universitaria no tienen claro que hay que saber hasta donde se puede avanzar y hasta donde no, nos asiste el derecho de recurrir a la justicia para que les ordene la confusión y les indique cuáles son los límites. 

Estimados miembros de esta comunidad, superen los dogmas que profesan.  Superen las reflexiones al estilo de: «Tellechea tiene que retirarse porque le hace mal a nuestra facultad” y comiencen a pensar que, tal vez, la incapacidad de diálogo y de organización de los opositores a Vientos del Sur ha sido y es, una parte activa que nos condujo a la presente realidad. 

Tengamos claro, que ni las víctimas (en el modo que se presentan) ni los victimarios (tal como algunos desean presentarlos) son tales y que muchos necesitan, ante su propia incapacidad para construir y organizarse políticamente, que ambos existan.  Es decir, victimizarse.

Durante “este mes” los opositores a Vientos del Sur tuvieron la posibilidad de expresarse, emitir comunicados, organizarse.  Nunca presentaron una propuesta alternativa.  Nunca elaboraron un diagnóstico serio sobre los problema que, a su entender tenemos.  Nunca debatieron, salvo que consideremos que el insulto es un argumento o que decir que el problema es el autoritarismo constituye alguna reflexión.

Jamás hicieron referencia a qué lugar ocupaba la comunidad de Ciencias de la Salud en todo este proceso.  Jamás hicieron referencia a la necesidad de acercar a las agrupaciones políticas hacia un diálogo.  Hablaron y dieron discursos sobre la institucionalidad y la importancia del Consejo Académico y bla, bla, bla.  Pensaron en los mejores medios como para quitar a la Agrupación Vientos del Sur de cualquier ecuación que pudiese destrabar un conflicto.  Quizá, haya llegado la hora de considerar que los Consejeros que apoyan a la propuesta de Delicia Madoery lo hacen, por convicción con esa propuesta.  Quizá, haya llegado la hora de discutir, como seres civilizados, la necesidad de establecer una mesa de diálogo entre los sectores políticos que existen en nuestra comunidad y no entre individuos que solo se representan a sí mismos. 

En las Asambleas que se produjeron en los últimos tiempos en el 4 to Piso de Funes, lo que los paseantes pudimos notar es la ausencia de organización (salvo en el caso de los estudiantes).  Nuestros docentes, mal que nos pese, se han comportado como un conjunto de individuos, sin lazos en común y que, hasta aquí, se ha expresado por razones meramente individuales.

Si bien en el manifiesto anterior les hemos explicado todo lo que les falta, queremos aclarar que tienen que organizarse y elaborar un programa político con tiempo.  Es decir, si realmente quieren presentarse como una alternativa viable necesitan ordenar un programa político.

Sin ese programa político, todo este movimiento que generan, todas estas protestas no tendrán definidos los pasos siguientes, lo cual puede conducir a una frustración que degenere en una violencia innecesaria y dañina a los propios reclamos ya que darán la falsa impresión de que no es posible transformar nuestra comunidad. Sin ese programa político, los reclamos quedarán como demandas genéricas y abstractas (“no queremos a Tellechea”) y por esa causa serán inviables.

En concreto, sin la procura de ese programa político, todo lo que hagan podrá ser tomado como una manifestación de sus propios intereses y no de los intereses de la comunidad de Ciencias de la Salud.  Como individuos que se oponen a un proyecto político tienen la obligación de comprender que si no tienen un rumbo a seguir es porque no se lo han procurado.  Por este motivo, si desde Juan Peres nos oponemos es porque consideramos que no están capacitados para cambiar el rumbo de nuestra comunidad.  Claro esta, a no ser para peor.

 

 “Bueno, lo vamos hacer; si lo vamos hacer bien esta vez,

“lo vamos hacer; realmente si lo vamos hacer, levantarlo hasta el cielo.

Estamos listos para perdonar algunos errores, pero empecemos,

Formemos un partido, ¿no saben cuánto tiempo tarda?”

(Paul McCartney)

 

A kilómetros de distancia les envía un afectuoso abrazo.  Juan

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